La lógica que esconden nuestras emociones

por | Abr 4, 2016 | 0 Comentarios

«La emoción ―en su interacción con los sentimientos, los estados de ánimo y los afectos― configura en buena medida nuestra respuesta al mundo, condiciona nuestras motivaciones, da energía y dirige nuestra conducta íntima y social.»

Este fragmento de texto, extraído de la justificación de José Manuel Losada para el IV Congreso Internacional de Mitocrítica «Mito y emociones», pone de manifiesto la paradójica relación entre la importancia de las emociones y la atención que les dedicamos. Nuestra cultura occidental ―culpemos a Aristóteles, entre otros― siempre ha favorecido la razón frente al sentimiento. En el ámbito académico universitario se hace mucho más patente la victoria de lo racional a expensas de lo sentimental; el análisis de las materias de humanidades, que debería ser, por definición, humano, adquiere tintes cientificistas en extremo, perdiendo por el camino cualquier coherencia con el mundo real y con lo que sentimos y pensamos los seres humanos.

Debo destacar que estoy aquí criticando el cientifismo, es decir, la creencia de que el único conocimiento válido en cualquier área es el científico, y, en concreto, la obsesión de algunos por encarcelar a la literatura y al análisis literario dentro de este sistema de pensamiento. La ciencia y la metodología, por otro lado, son muy necesarias para mantener la coherencia con uno mismo y evitar caer en argumentaciones falaces.

Es así como llegamos a la aparente paradoja de «lógica emocional», la cual hace referencia a la explicación que tienen aquellos actos motivados únicamente por las emociones. Es la supremacía del «yo quiero» frente al «yo debo», como diría Nietzsche. José Manuel Losada lo ejemplifica con el mito de Orfeo:

«El poeta relata un hecho que la lógica racional contradice: no es razonable ir a buscar a alguien más allá de la muerte. Pero la lógica emocional acepta perfectamente la catábasis órfica. Nada más natural que desear el regreso de la amada y poner cualquier medio, incluso irracional, para conseguirlo. El relato mítico desvela, a su manera, que la muerte física (en este caso, la de Eurídice) no tiene una explicación suficiente para Orfeo; su descenso privilegia la lógica emocional sobre otros modos (también lógicos) de expresión y comprensión del mundo.»

El sentimiento de Orfeo no se queda dentro de la obra sino que se exterioriza en el lector por medio de la catarsis, y es que cualquier persona que conozca de cerca el amor y la muerte podrá empatizar con el sentimiento de Orfeo, ya que «[e]l motivo literario del descenso a los infiernos aparece en todas las culturas, muestra evidente de que forma uno de los arquetipos del inconsciente colectivo.»

Estas emociones, tanto las que están presentes en las obras, como en las que nosotros sentimos, como lectores o espectadores, no pueden dejarse de lado en la mitocrítica. El IV Congreso Internacional de Mitocrítica «Mito y emociones» será un lugar donde poder llevar a cabo todas las reflexiones pertinentes a la mitocrítica y la lógica de las emociones, así como cualquier otra problematización de esta relación.

El plazo para el envío de propuestas termina el 30 de abril de 2016.

El congreso se celebrará del 24 al 28 de octubre de 2016.

 

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Amaltea, revista de mitocrítica