El mito de Prometeo siempre ha estado ligado al de la creación del ser humano. El fuego que robó a Zeus y otorgó a la raza humana sirve no solo para calentarse, sino como símbolo del conocimiento y la prosperidad. Pero es en la versión del mito narrada por Apolodoro donde Prometeo crea al ser humano de forma literal, utilizando agua y tierra. 

El acto de creación acerca a Prometeo al Génesis bíblico, donde Dios crea al ser humano de una manera similar, a través del barro. A pesar de esto, los motivos de la creación son bien distintos: el de Prometeo es un acto de rebeldía, mientras que el de Dios lo es de bondad.

Prometeo creación hombreOtra diferencia esencial entre ambos es que, mientras que Dios castigó al ser humano por comer del árbol del conocimiento del bien y del mal (también llamado, en ocasiones, árbol de la ciencia), Prometeo se esforzó por enseñar a la humanidad todo lo que había aprendido de Atenea: arquitectura, astronomía, matemáticas, navegación y otras habilidades. El fuego es tanto el conocimiento como la chispa que otorga vida, y es que son dos conceptos en continua simbiosis: vivir es conocer.

El tema del conocimiento será esencial en el estudio que la mitocrítica hará de las reescrituras del mito prometeico. La que más nos interesa ahora es Frankenstein, or the Modern Prometheus de Mary Shelley. El árbol de la ciencia está ahora más presente que nunca: es el doctor Frankenstein quien utiliza su conocimiento para crear vida artificial. Así es como nace «el monstruo».

Una diferencia fundamental entre Prometeo y Frankenstein es que Prometeo es el creador de la humanidad mientras que Frankenstein es el creador de un ser solitario. La criatura le pide con vehemencia a su creador que le obsequie con una compañera, ya que una existencia solitaria es una existencia maldita. ¿Qué hubiese sido de Adán sin Eva?

No deja de ser curiosa la nomenclatura que se utiliza para hablar de ambos actos de creación. Mientras que Frankenstein es creador de vida artificial, Prometeo es creador de vida, a secas. El adjetivo «artificial» es peligrosamente antropocéntrico.

Cuando hablamos de inteligencia artificial o vida artificial, lo hacemos desde la cómoda posición de poder que nos otorga el hecho de ser humanos. En Frankenstein, la criatura al principio muestra más sensibilidad que muchos humanos, pero aún así su posición sigue siendo inferior por el hecho de ser artificial.

Es el mismo desprecio y temor con el que Zeus miraba a la humanidad creada por Prometeo. 

Podemos incluso utilizar la obra de Shelley para realizar una relectura sincrónica de la herencia mitológica de Prometeo. ¿Y si Prometeo, al igual que Frankenstein, también creó monstruos?

Frankenstein flor

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Fuentes:

  1. Apolodoro. Library.
  2. Graves, Robert. The Greek Myths.
  3. Ovidio. Metamorfosis.